La polenta se puede consumir caliente o fría, y se puede usar de diferentes maneras en la cocina. Se puede servir como plato principal, acompañado de salsa y carne o verduras. También se puede cortar en rodajas y a la parrilla o empanar y fríe, luego usarse como base para coberturas o guarniciones. La polenta es rica en carbohidratos y fibras, y también es una fuente de proteínas y varias vitaminas y minerales esenciales, incluidas la vitamina B6 y el hierro. A menudo se considera un alimento básico saludable y nutritivo en regiones donde se consume comúnmente.